En este mi último post, quería deciros a todos que ha sido un placer, en primer lugar, escribir para vosotros (los que me hayáis leído, y los que no, también) y que me alegro de haber compartido con todos unos meses de mi experiencia académica.
Dicho lo cual, procedo a describir lo que yo creo que aportaría o aportaré como docente cuando lo sea, que espero que sea más pronto que tarde teniendo en cuenta los años que llevo dando particulares, una experiencia gratificante, por cierto.
En primer lugar, debo decir que la exigencia, al menos para mí, es necesaria, ya que muchas veces los alumnos no te respetan por el hecho de verte joven e inexperto, y, personalmente, creo que es necesario implementar la disciplina. No hasta el punto de ser déspota, por supuesto, pero sí de hacerte respetar tanto como docente como persona.
Por otro lado, les inculcaría el gusto por aprender, y más concretamente, en mi especialidad, por aprender inglés. No aprender inglés como se ha enseñado toda la vida, es decir, mal, como repetidas veces escuchamos en ese anuncio de youtube, sino por enseñárselo de manera práctica y divertida para que se den cuenta de que el inglés abre muchas puertas y experiencias futuras gratificantes.
En última instancia, les inculcaría el gusto por vivir, y aunque esto parece escapar de las labores docentes, me parece fundamental hacerlo cuando se trata de chavales entre los doce y los casi dieciocho años que se encuentran en una etapa de inestabilidad y dudas constantes por lo que les está por llegar. A mí, personalmente, en mi etapa del instituto no me inculcaron la ilusión por aprender, solamente mi profesor de Historia del Arte y Geografía, César Fraile, a quien siempre recordaré con cariño porque era un personaje, pero, aparte, enseñaba desde la diversión y la despreocupación, algo que, si se tiene cuidado, puede beneficiar mucho a los alumnos, acostumbrados a ir a clase porque les toca y a memorizar para vomitar después unos conocimientos que, pasadas unas copas, se les olvidarán por completo.
Y, vosotros, ¿qué cambiaríais como docentes? Os leo!
Me parece importantísimo lo último que has resaltado: el gusto por vivir. ¿Cómo vamos a pretender que aprendan, estudien, participen o lo que sea, si lo que les falla es precisamente el gusto por vivir? Cuando se está en esa situación, nada más parece tener importancia. Es cierto que esta no es la situación de la mayoría (menos mal), pero sí pasa más a menudo de lo que pensamos y no se suele tener en cuenta. Así que me encanta que hablando de cómo quisieras ser como docente, incluyas ese punto :)
ResponderEliminarMuchas gracias Eli! Me parece fundamental inculcar esos valores por encima de los meramente académicos!
EliminarEnhorabuena por tu blog Alicia, me ha gustado mucho, y viendo esta última entrada y los valores que has explicado estoy seguro de que vas a llegar a ser una gran profe.
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